Un grupo de defensores de derechos humanos, conformado por nicaragüenses exiliados, crearon una organización en Costa Rica. Esta es su historia.

Una galería de imágenes en una oficina en San José, capital de Costa Rica, mantiene viva la memoria de un grupo de abogados nicaragüenses organizados para continuar defendiendo los derechos humanos tras partir al exilio.

Son fotografías de madres llorando por sus hijos muertos, de policías disparando, de estudiantes que participaron en manifestaciones. Todo evoca las protestas de 2018 en Managua contra el presidente Daniel Ortega, que generaron la peor crisis sociopolítica en los últimos 30 años en el país.

Activistas y organizaciones de derechos humanos sostienen que el resultado de esto fue la muerte de casi 400 manifestantes, cientos de presos políticos y miles de exiliados.

Debajo de estas fotografías se observa una imagen de monseñor Óscar Arnulfo Romero, el mártir de El Salvador asesinado durante una guerra civil en la década de 1980. Romero ocupa un lugar importante en la oficina porque la fecha de su asesinato un 24 de marzo coincide con la inauguración del colectivo hace tres años en Costa Rica.

“Los otros cuadros dolorosos son de la crisis que hemos vivido y documentado. De la matanza que se dio a los jóvenes, estudiantes”, dice a la Voz de América el abogado Gonzalo Carrión, uno de los fundadores y director del colectivo de derechos humanos Nicaragua Nunca Más.