La activista y feminista, defensora de los derechos humanos y directora del Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS), Ana Quirós, fue expulsada por el gobierno de Daniel Ortega bajo argumentos nacionalistas, los mismos que han sido utilizados para encarcelar a líderes opositores, entre ellos, precandidatos a la presidencia.

En la entrevista dominical de Radio Darío, nos cuenta sobre su faceta más difícil; “dejar Nicaragua”. Por ello reflexiona: “Dormimos en Costa Rica…pero nuestras energías están en Nicaragua”.

¿Cuál de las facetas de Ana Quirós en Nicaragua ha sido difícil dejar?

Son 40 años de vida en Nicaragua, yo entré siendo muy joven, tenía 21 años y prácticamente toda mi vida profesional y mi vida adulta, las hice y la sigo haciendo en Nicaragua, lo más difícil por supuesto es haber dejado a la familia y a las amistades, la salida se da casi simultánea con el cierre de nuestras oficinas, de nuestra organización CISAS,  a mí me expulsan el día 26 y el 29 de noviembre nos cancelan la personería jurídica, una organización a quienes le dedicamos la vida, 35 años, entonces deshacerte o perder todo lo que hacia tu vida cotidiana fue una situación extremadamente difícil. Nosotros dormimos en Costa Rica, pero nuestro corazón y nuestra mente, nuestra energías, están en Nicaragua.

¿Desde el exilio cómo se percibió la renuncia de Arturo Mcfields en rebelión hacia el régimen de Daniel Ortega en la OEA?

Nos hizo el día, tenemos que decirlo con toda la franqueza del mundo, fue una noticia inesperada, muchas pensábamos que había descontento, pero no nos imaginábamos que había llegado a esos niveles, en segundo lugar que alguien tuviera la valentía de Arturo, de usar su posición para decir al mundo, lo que está pasando en Nicaragua no es lo que yo les estaba diciendo, sino que hay 177 presas y presos políticos o más, hubo crímenes de lesa humanidad, hubo asesinatos atroces y menciona las cifras que reconoce la CIDH, lo primero es que nos da una señal de aliento y satisfacción y lo segundo es que nos hace pensar que el régimen se está resquebrajando por dentro, el cual nos alegra.

Escucha la entrevista aquí

En diez días cinco mujeres fueron asesinadas en Nicaragua ¿cómo interpreta esta grave situación?

Creo que las señales de impunidad de que se puede hacer cualquier cosa y no va a pasar nada, son una amenaza hacia las mujeres, principalmente. Cuando se daban las discusiones acerca de la denuncia de las violaciones a Zoila América, por parte de Daniel Ortega, nosotros vimos un repunte de violencia hacia las niñas y a adolescentes jóvenes, porque los violadores vieron que con esta decisión, con esa tolerancia que se manifestó en ese momento, les estaban dando carta blanca a ellos para actuar y hacer lo que quisieran con las niñas y adolescentes, para hacer lo mismo, cuando en primer lugar se cubren los femicidios, en segundo lugar se dejan a los femicidas transitando por allí en las calles impunemente o en el caso de los agresores se dejan que se liberen a través de las famosas amnistías o indultos que hace sistemáticamente el régimen a delincuentes comunes.

Lee también: “Ser abuela”, la otra faceta de Juanita Jiménez, la defensora de los derechos de las mujeres

Vimos el retiro de varias organizaciones tras tu elección en el nuevo consejo político de la UNAB

En primer lugar, hablando las cosas con franqueza, creo que la principal enemiga de la unidad, son los dobles discurso, lo otro es poder reconocer nuestras diferencias, que no están en el objetivo final, el cual es deshacernos de la dictadura y especialmente para un porcentaje muy grande es construir una democracia con justicia y libertad y con plena vigencia de los derechos humanos, creo que el tema de la unidad no se construye nada más a partir de los discursos, palabras más, palabras menos, siempre he planteado y siempre soy partidaria que la unidad se construya desde la acción, en algún momento de la historia nuestra, en el movimiento de mujeres, tuvimos momentos de gran crisis, de discusión, pero no éramos capaces de sentarnos en la misma mesa, sin embargo la unidad la fuimos construyendo a partir que dijimos, no estamos de acuerdo en muchas cosas, pero sin en una, trabajemos sobre esa una y es así que el movimiento de mujeres, las agrupaciones feministas seguimos trabajando en conjunto, como colegas, como cómplices y somos capaces de poner a un lado las diferencias e identificar cuáles son los puntos que nos une.