Esta semana las mujeres nicaragüenses y en todo el mundo hicieron eco del reclamo de sus derechos, pese a que en el país por cuarto año consecutivo el régimen que encabeza Daniel Ortega y Rosario Murillo les impidió salir a las calles.

Para Juanita Jiménez, una abogada de amplia trayectoria conocida por defender los derechos de las mujeres y dirigir el Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM), el pasado 8 de marzo lo único que celebraron fue “la resistencia propia de las luchas de las mujeres”.

Es originaria de la ciudad de flores, Masaya, y al igual que otras reconocidas dirigentes en las organizaciones de mujeres, Juanita, tiene otras facetas. En la entrevista dominical de Radio Darío nos las cuenta.

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Conocemos tu amplía trayectoria como defensora de derechos humanos de las mujeres, ¿Qué otra faceta nos falta conocer de Juanita Jiménez?

Creo que esa pregunta me hizo pensar, creo que mi otra faceta de la vida, es la parte que es menos pública, que soy abuela, tengo nietos que amo desde que llegaron a mi vida. Realmente han constituido a una terapia permanente en medio de todas las incertidumbres y en medio de mi trabajo como defensora de derechos humanos. Yo disfruto muchísimo las oportunidades de estar con ellos, juego, esa faceta de abuela a veces es indescriptible,  pero que es una etapa de la vida muy importante, muy bonita.

Cuando Juanita Jiménez ve en retrospectiva ¿Cómo ha sido posible defender los Derechos Humanos de las mujeres en una coyuntura de represión, cierre de organizaciones, confiscación y cárcel?

Nosotras en el plural del feminismo siempre hemos sido muy demandantes, porque la lucha es por garantizar avances de derechos para las mujeres, y en gobiernos anteriores nos quejamos de la no participación, nos quejamos de cómo se instrumentalizaban situaciones de parte de los gobiernos anteriores, pero con este gobierno particularmente y los gobiernos que han estado antes de una década de Daniel Ortega, realmente el retroceso es brutal por el rosario de atropellos que vivimos, en el momento que llegaron al poder ha habido un ataque muy fuerte a todo lo que represente al movimiento de mujeres feministas hasta llegar a la represión letal en abril del 2018, entonces allí sí hay una comparación abismal, no es lo mismo defender derechos donde la institucionalidad funciona a donde hay votación democrática en un liderazgo que si bien por el machismo costaba avanzar más rápidamente, sin embargo, la votación democrática de esos otros gobiernos implicó que podíamos tener una participación más activa.

Escucha la entrevista aquí:

Nicaragua conmemoró el Día Internacional de la Mujer, por cuarto año las mujeres fueron impedidas de marchar. ¿Qué balance puedes hacer en estos últimos 4 años en la lucha por los derechos de las mujeres?

Efectivamente, son 4 años de no poder salir a las calles, aunque ya desde el año 2014 veníamos teniendo obstáculos para manifestarnos en las calles, recordá que siempre las marchas del 8 de marzo, el 25 de noviembre eran muy emblemáticas, y tenían una presencia, un hostigamiento siempre de las fuerzas antimotines, implicaba una condena a nivel internacional. Este 8 de marzo nos encuentra en un saldo rojo en términos de balance de avance para el derecho de las mujeres, si algo tenemos que celebrar es la resistencia propia de las luchas de las mujeres.  El ejemplo más dramático de violencia es el encarcelamiento que viven 14 mujeres, quienes tienen liderazgos representativos,  quienes también son defensoras de derechos humanos en distintos ámbitos y que se han visto expuestas a una saña indescriptible en sus vidas.

El femicidio de una adolescente de 16 años nos permitió conocer de un asesino en serie que privó la vida a cuatro personas en el Caribe Norte, esto en menos de tres meses. ¿El índice de violencia machista en el país podría dar apertura a más tragedias como esta?

Por supuesto, y no la podemos desligar de la desprotección institucional y los retrocesos que estamos señalando en el marco de este afianzamiento que hay de un modelo autoritario, un modelo que se escuda en la violencia y por ende también se expresa en la vida cotidiana de las mujeres. Cuando vos tenés autoridades que no priorizan la prevención, la detención de agresores, cuando no reciben denuncias concretas en la policía, cuando las unidades de las comisarías eran programas integrales, no solo la infraestructura policial, si no era un sistema de atención integral que tenía elementos fundamentales que apuntaban a cambios más estructurales, cambió para erradicar las pautas de la violencia machista que están en la discriminación y la desvalorización de la vida y el cuerpo de las mujeres, entonces todo este contexto de violencia y retroceso en el ejercicio de derechos de la mujer es el caldo de cultivo a la violencia particular que estamos enfrentando y la saña con que se ejerce esa violencia. Cuando se analiza estos casos te das cuenta que lo que está detrás es el desamparo total de la mujeres ante la violencia machista.

Guatemala duplicó la condena por aborto y se proclamó un país Provida ¿Cómo afecta a la región esta medida legislativa?

Es un retroceso en general, un retroceso no sólo en la forma de una narrativa que trata de privar o excluir el derecho que tenemos las mujeres, no solo a nuestra propia vida, porque en condiciones particulares un embarazo puede constituir un riesgo de muerte, el derecho de poder decidir en nuestra propia vida y cuando se habla del aborto mucho se estigmatiza en función de satanizar la vida del cuerpo o el  derecho de decidir de la mujeres, pero lo que está detrás es una discriminación y una incomprensión por parte de los estados, de la condición humana y ciudadana que se debería de respetar para todas las mujeres, entonces el ser Provida es una manipulación porque al final la apuesta por la vida de las mujeres, va más allá de leyes restrictivas, entonces es un retroceso a nivel de la región.

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Al cierre de esta edición dominical, Nicaragua registró  dos nuevas víctimas producto de la violencia machista. Una adolescente y una joven de 21 años, que habían sido reportadas como desaparecidas, fueron encontradas asesinadas el sábado.

El primer femicidio fue confirmado corresponde a Marling Martínez Fenly de 21 años,  quien habitaba  en la comunidad indígena de Klisnak, del municipio situado en el Caribe Norte. Marling era buscada por sus familiares desde el pasado 9 de marzo.

Un segundo crimen de género se conoció al caer la noche del sábado, siendo la víctima Britney Olivas, una adolescente que dirigía un programa comunitario de temas de niñez y adolescencia, transmitido por radio Estéreo Libre, en Jinotega.