Desde la crisis sociopolítica de abril del 2018 en Nicaragua, donde policía y paramilitares reprimieron las manifestaciones de forma violenta. Médicos independientes y la unidad médica nicaragüense, brindaron su apoyo a los manifestantes, a quienes se le negaba la atención en hospitales públicos. Los médicos se sumaron a las protestas, pedían democracia y justicia, también el reintegro de algunos trabajadores de la salud, que habían sido despedidos en represaría por apoyar la lucha cívica en diferentes partes del país.

Al conocer el impacto del coronavirus en otros países y al ser reconocido como pandemia, las organizaciones médicas se sumaron a las recomendaciones de las organizaciones internacionales de la salud y llamaron al gobierno a prepararse. Las denuncias del gremio médico ante la falta de acciones gubernamentales no se hicieron esperar, desde un enfoque científico se han anunciado los efectos de la pandemia, se hacía ver al gobierno que subestimar el coronavirus era un error y que no estábamos preparados para enfrentar el virus.

En respuesta al llamado de los médicos y a las recomendaciones que hacen a la población nicaragüense, el gobierno de Daniel Ortega, a través del ministerio de salud, inicio una nueva ola de despidos injustificados. Al menos 17 médicos que se encontraban en hospitales públicos y apoyaban el llamado a cuarentena, o simplemente cuestionaban el actuar gubernamental para hacer frente a la pandemia recibieron su carta de despido, 10 de ellos en un solo día.

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