VOZ DE AMÉRICA

El gobierno de Daniel Ortega, instituciones y personas de su entorno han sido sancionadas por el gobierno del presidente Donald Trump.

MANAGUA – A medida que se acerca el  cambio de administración en la Casa Blanca, las expectativas en Nicaragua crecen cada día, sobre todo por la presión que ha ejercido en los últimos meses el gobierno de Estados Unidos sobre el gobierno del presidente Daniel Ortega, señalado por corrupción y violación a los derechos humanos.

El experto en relaciones internacionales, Ricardo De León, considera que si bien Nicaragua no es una de las prioridades de los gobiernos estadounidenses, “la política exterior está basada en su interés y seguridad nacional, y esos temas no cambian drásticamente con demócratas o republicanos en el poder”.

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De León recuerda que durante la administración demócrata de Barack Obama, de enero de 2009 a enero de 2017, se mantuvieron las relaciones con el gobierno de Ortega, aunque admitió que no fueron estables en ese lapso de ocho años. El experto prevé no obstante que con el gobierno entrante del demócrata Joe Biden podría darse un pequeño cambio.

“En esos años (de gobierno de Obama), fue una relación con altos y bajos, pero que se mantuvo a los más altos niveles diplomáticos.  Posiblemente con Biden el pequeño cambio que exista en la política estadounidense hacia Nicaragua sea ser menos “garrote” y cambiar un poco con más “zanahoria”, viendo que la política de Trump no dio los resultados de la democratización”, explicó De León.

Durante los últimos dos años, el presidente Donald Trump ha impuesto sanciones a al menos  veinticinco funcionarios cercanos a Ortega, en Managua y ha emitido un decreto por segundo año consecutivo en que declara que Nicaragua representa “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos”.

El exembajador de Nicaragua en Estados Unidos, Arturo Cruz, considera que las medidas adoptadas hasta la fecha por Trump, no son las únicas formas de ejercer presión contra Ortega, y advierte que la administración demócrata tendría una “moneda al aire”.

Por ejemplo, -expone Cruz-, si en Nicaragua se lleva a cabo un proceso electoral defectuoso durante las elecciones presidenciales este 2021, el país podría ser suspendido del Tratado de Libre Comercio (DR-CAFTA): “Eso sería la bomba atómica para nosotros”, dijo Cruz a la Voz de América.

Hasta el momento, el gobierno sandinista que lidera Ortega ha manifestado esperanzas acerca de que la administración demócrata de Joe Biden relaje las tensiones con Managua, según declaraciones recientes del asesor para asuntos económicos de la presidencia, Bayardo Arce, a un medio local.

“Hay un cambio de gobierno en Estados Unidos, vamos a ver si este nuevo gobierno va a seguir la política salvaje de Trump, que no sólo fue con nosotros, no sólo fue con Venezuela o Cuba, este señor (Trump) ha sancionado a todo mundo”, señaló Arce.

De hecho, el propio Ortega felicitó al demócrata Joe Biden, en una carta pública divulgada en el portal oficial El 19 Digital, tras los resultados de las elecciones del 3 de noviembre pasado, un hecho considerado inusual por los discursos incendiarios y la dura retórica del mandatario de izquierda contra Washington.

“Saludamos a usted, a su vicepresidenta, la senadora Kamala Harris, a su esposa, la doctora Jill Biden, y a todo el pueblo de los Estados Unidos, con quienes compartimos, estamos seguros, la esperanza de un mundo de respeto, diálogo, y paz”, dijo Ortega en la carta pública dirigida a Biden.

El mensaje de Ortega también fue firmado por su esposa y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, sancionada por Estados Unidos por su responsabilidad en la represión estatal y policial de las protestas de 2018, donde fueron asesinados más de 300 manifestantes, según organismos de derechos humanos.

Exdiplomático: “Podrían aumentar sanciones”

El exdiplomático nicaragüense Mauricio Díaz ha catalogado de “irreal” las declaraciones de los voceros del gobierno de Ortega, argumentando que las eventuales sanciones o medidas “son decisiones bicamerales de Estados Unidos”.

“Cuando Estados Unidos decide aplicar sanciones, las toman en consenso a partir de análisis del Departamento de Estado que toma este tipo de decisiones, por lo cual no creo que los demócratas decidan unilateralmente levantar sanciones”, explicó.

“Más bien hemos escuchado comunicados del Departamento de Estado en donde dicen que podrían continuar aplicando sanciones por no escuchar recomendaciones y sugerencias de la Organización de Estados Americanos (OEA), y el mismo gobierno norteamericano”, concluyó Díaz.