A sus 21 años, Samantha Padilla Jirón, vivió una serie de experiencias que marcaron su vida. Desde adolescente demostró su desacuerdo con las injusticias, fue así que dejó sus clases cuando cursaba su quinto año, para apoyar las protestas en la ciudad de Masaya en abril del 2018.

Su experiencia como bombera voluntaria sirvió de mucho para atender a jóvenes heridos durante la violenta represión de abril. Pero eso le costó ser señalada y perseguida, a tal punto que tuvo que exiliarse en Costa Rica, dejar a su familia y casi perder su bachillerato.

Desde afuera continuó organizándose en los movimientos de jóvenes estudiantes, y ahora nos cuenta por qué decidió alejarse de las organizaciones y el activismo.

¿Quién es Samantha Padilla?

Una chavala sencilla, tranquila, puedo describirme como una muchacha con liderazgo, desde pequeña siempre tenía iniciativa, incluso desde primaria, me involucraba en muchas cosas, me considero una muchacha noble y puede que esta sea una faceta que quizás muchas personas no conocen, puedo describirme como una persona muy noble, con mucho amor a los animales y al arte.

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Las protestas en 2018 ¿Cómo te acercaste a apoyar a los jóvenes?

Fue sorprendente ver la manera en que el gobierno actuó con tanta violencia y más contra los jóvenes y bueno yo ya sabía que desde antes del 2018 las cosas no estaban tan bien. Recuerdo que escribí en Facebook, que ¿cómo era posible que utilizaran a los estudiantes de la juventud sandinista para cosas partidarias? yo estudiaba ingles en el INATEC y me corrieron solo por eso. Esa experiencia me marcó en el 2018.  Yo era voluntaria en los bomberos en Masaya y ellos dijeron que no podían atender y así fue que me involucré.

¿Qué ha sido lo más difícil después de todo este tiempo?

He sufrido mucho por estar lejos de mi familia, por perder oportunidades académicas, oportunidades laborales y saber de qué hasta la fecha esto va para largo. Han sido dos etapas muy difíciles, la primera etapa de ver morir a personas cercanas, sentirme sola en momentos duros de mi vida y en Costa Rica sufrir xenofobia por ser nicaragüense y discriminación por intentar entrar al sistema educativo.

¿Los jóvenes fueron desplazados de los liderazgos?

Nuestra lucha fue arrebatada por los políticos tradicionales. Hay muchos que nos han querido desplazar y es triste  porque muchos jóvenes y movimientos estudiantiles que fueron apoyados, y ahora que ya no hay apoyo estos grupos casi han desaparecido no se nombran ya.

¿Hay cansancio en los jóvenes?

No estamos cansados, lo que estamos es muy decepcionados, con mucha incertidumbre porque aunque amamos Nicaragua, también queremos un futuro. Entonces como jóvenes hay mucha incertidumbre es lo que te puedo decir, y ahorita siento hay como un break, como un receso de toda la oposición, pero yo espero que ocurran cosas que puedan levantar nuevamente el ánimo y puedan dar fuerzas para poder continuar.

¿Te retiraste de la Unidad Nacional?

Lo hice por seguridad para mi familia, no me voy a perdonar que mi mamá sufra un encarcelamiento mío. La segunda razón es por Salud mental, tenía que hacer una pausa porque me siento cansada emocionalmente y lo tercero es porque quiero enfocarme en mis estudios, tengo metas académicas y profesionales, y entonces quiero aprovechar este momento para enfocarme y también para trabajar.

¿Ves algún cambio con las votaciones?

Solo son una herramienta que permite demostrar las intenciones que tiene (Daniel) Ortega y Rosario (Murillo) de perpetuarse en el poder, pero van a servir más para dar a conocer internacionalmente la situación que se vive en Nicaragua. Desde que empezó todo esto yo no miraba una salida rápida a la crisis.