Este año la activista trans defensora de los derechos humanos, Victoria Obando Valverde, estaría preparándose para su graduación como profesional de Gestión de la Información en la UNAN Managua. El régimen de Daniel Ortega la expulsó cuando cursaba el segundo año de la carrera.

Este año previo a su graduación, Victoria presentaría su trabajo final un “documental investigativo sobre la lucha transgénero en la historia de Nicaragua”.

Daniel Ortega a través de su control en las universidades evitó que Victoria continuara sus estudios universitarios. Pero no pudo impedir su lucha por los derechos de las mujeres trans, y que sea de la primera generación de estudiantes expulsados que se graduará profesionalmente a través de un programa que funciona en el exilio.

El caso de Victoria Obando, es solo uno de más de 100 universitarios a quienes el régimen de Ortega ordenó borrar su historial de las universidades, declarándoles “muerte académica”.

No todos han tenido la oportunidad de retomar sus estudios, otros, en su mayoría permanece en el exilio por el asedio, persecución y amenazas, tras su participación en las protestas masivas en abril de 2018.

Te presentamos la entrevista dominical: La vida en el exilio de Victoria Obando Valverde

¿En tu memoria, qué cosas de la universidad en Nicaragua extrañas?

Extraño poder movilizarme con libertad, poder decir lo que pienso, lo que siento, poder darme a conocer tal cual soy, educar a las personas desde mi activismo y mi defensoría de los derechos humanos siendo una mujer transgénero, luchadora, ejemplar y educativa. Extraño poder hacer charlas y grupos de trabajo educativos para que nuestra sociedad entienda que es la diversidad sexual, transitar en el género, que entiendan sobre los derechos sexuales y reproductivos y que las personas puedan ser transmisoras del conocimiento para contribuir a la erradicación del estigma y discriminación por la orientación y género.

¿Cómo era un día de Victoria Obando camino a la universidad?

Eran días agitados, de corre y corre, con algunas limitantes de que algunas veces si tenía empleo, tener que ahorrar dinero, viajar en ruta, viajaba en la 168 para llegar a la UNAN Managua. El poco tiempo del receso o almuerzo, recuerdo que nos coordinábamos con los amigos, uno compraba la comida, otro el refresco, uno terminaba de redactar el trabajo pendiente, otro llamaba al que no llegó para saber qué opinaba del trabajo. Eran días bonitos, alegres.

¿Cuál era tu materia favorita?

Las habilidades del lenguaje y la redacción técnica o la metodología de la investigación social. Pienso que me gustan porque son materias que me las heredó mi papá, un docente, poeta y escritor, y que me enseñó que uno es lo que escribe y cómo lo escribe. Lo que explicas con el orden, la cronología, la lógica, la interpretación de lo que das a entender a las otras personas.

¿Al terminar tu carrera te visionabas en una empresa o tenías algún proyecto?

Pensaba trabajar en organizaciones civiles defensoras de los derechos humanos, con especial énfasis en la población LGTBIQ, pero con mayor visualización de la población trans para dar a conocer a las generaciones el costo de las luchas sociales de este gremio. Cuántos muertos ha habido debido a la discriminación, el estigma, las etiquetas sociales y pensaba crear una casa museo de historia sobre lo que ha sido el costo de vida de las mujeres transgénero.

¿Retomaste tus estudios fuera de Nicaragua?

Acción universitaria es un movimiento que nació con los estudiantes expulsados de la misma UNAN Managua y creamos este movimiento por la lucha de los derechos universitarios. Después de redactar el informe por asedio, persecución y encarcelamiento a estudiantes universitarios que fue presentado en octubre de 2020 a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, terminamos de concretar la propuesta de un programa para estudiantes expulsados y que están en el exilio. Soy parte de ese programa y me siento bien poder continuar mis estudios.

¿Qué estás cursando actualmente?

Estudio Ciencias Políticas. Me gusta porque me está abriendo los conocimientos de la historia política de mi país para la construcción de la nueva Nicaragua. Las Ciencias Políticas son un arte y una habilidad para todos los que nos queremos involucrar en el proceso de reconstrucción social, de reparación, de búsqueda de justicia para que no se vuelva a repetir el daño que nos han causado.

¿A parte de estudiar, qué otras cosas haces?

Trabajo en una organización de derechos humanos en el exilio con énfasis en salud, en la prevención del VIH y de las diferentes poblaciones vulnerables.

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¿Si recordás todo lo vivido desde 2018, cómo mides el daño a tus aspiraciones profesionales?

Fue un daño grave que me marcó y arrebató una de las cosas que yo más quería hacer desde el aporte social y mi lucha hacia la sociedad nicaragüense y el mundo. A pesar de ser muy grave no pierdo las esperanzas de que en algún momento cuando logremos botar a la dictadura, vuelva a retomar ese sueño, ese objetivo de dar a conocer a las generaciones el costo de las luchas sociales de la población LGTBIQ.

¿Si estuviera en tus manos, qué cambios harías al sistema de educación nicaragüense?

Se requiere un cambio radical. Reformar los sistemas de dirigentes de universidades y la Ley de Autonomía Universitaria, Ley 89. Hemos trabajado en diferentes propuestas de cambio sobre cómo deberían ser las universidades. Pluralistas, integrales, de libre criterio, rendición de cuentas y mucha fiscalización desde el pueblo y los estudiantes.

¿Deseas agregar algo?

Me siento súper orgullosa de ser de la primera generación de estudiantes expulsados en graduarnos en este programa. Y una vez que tengamos la debida formación y experiencia involucrarnos en diferentes puntos claves que van a permitir forjar justicia, democracia, y ser ejemplo de cambio en la construcción de la nueva Nicaragua.