Este lunes, el país se levantó más temprano que de costumbre. Hoy unos 1.8 millones de estudiantes van a las escuelas de preescolar, primaria y secundaria este año, según los números del Ministerio de Educación, Mined.

La tradicional algarabía azul y blanco de cada enero, agitó el comercio local este fin de semana. A muchos padres se le vió haciendo las compras a “toda carrera” en los principales centros comerciales y mercados de Nicaragua, donde las familias se agolparon en busca de uniformes, calzados, mochilas, libros y cuadernos. 

La queja entre quienes asistieron estos días a buscar los insumos escolares es que todo “está más caro que nunca” y “los precios se han disparado demasiado”.

Caro retorno a clases

Doña Lucía Inés Sánchez, de Masaya, madre de dos menores de edad de 9 y 12 años, sacaba cuentas con la calculadora de su celular una y otra vez frente al estante de cuadernos de una librería del Mercado Oriental, en Managua. A ratos se le miraba negar con la cabeza los resultados de sus cálculos.

Al final y después de regatear, compró la mitad de la lista de útiles y se quejó: “Ni quiera Dios, más de 2.000 córdobas en cuatro cositas y les quedo debiendo más útiles a los chavalos…no, pero con eso que se acomoden, no hay para más”. 

El dueño de la librería le explica con compasión: “es que todo nos vino más caro doña Lucía, pero aquí siempre rebajo alguito”. 

La queja social tiene una explicación económica: de acuerdo con datos del Consejo Monetario Centroamericano (CMC), obtenidos de los reportes oficiales de cada país, Nicaragua cerró el año 2022 con la tasa más alta de inflación de Centroamérica con 11.59%, encima de Honduras con 9.80%.

Nicaragua, de 6.4 millones de habitantes, cerró el año 2021 con cifras acumuladas de inflación de 7.21%, es decir, casi 38 por ciento menos inflación que el año pasado.

La sombra de la migración 

A la profesora “Maritza”, le pareció extraño que sus dos mejores alumnos de sexto grado llegarán siempre asoleados a clases de Matemáticas, a partir del segundo semestre, en el colegio Fe y Alegría de Ciudad Sandino. 

Los dos niños, de 11 y 10 años, primos hermanos, contaban divertidos que iban a clases de natación en el complejo público de ese municipio por las tardes y por ello, a veces, no les daba tiempo de realizar tareas. 

Maritza llamó a la mamá de los muchachos para quejarse. La respuesta de la madre la entristeció: la prioridad para su familia era que todos aprendieran a nadar porque iban a cruzar El Río Bravo a fin de año y no querían correr el riesgo de ahogarse por no saber nadar. 

Los dos jóvenes terminaron el curso 2022 y no se presentaron a retirar notas ni a la promoción en diciembre. La profesora entendió la situación y se alarmó de otro dato: al menos ocho muchachos del grupo de los hermanos migrantes también se fueron del país con sus padres al concluir el año escolar. 

“No puedo decir que se fueron todos, no sería realista, pero que se te vayan 10 a 12 muchachos de un aula a otro país, es un indicador de un fenómeno migratorio alarmante”, confiesa bajo condición de anonimato la docente. 

“Aulas tristes”

Junto a la carestía de la vida, otro factor de incertidumbre en el retorno a clases es el tema de la migración: el año 2022 es considerado por expertos sociales como el año en qué más nicaragüenses se fueron del país. 

La situación se reflejó en grandes filas de personas en oficinas de Migración demandando pasaportes; en constantes despedidas de familias ante buses que parten de todas las ciudades hacia las fronteras y en las noticias de muertes, secuestros y accidentes de nicaragüenses en su ruta terrestre a Estados Unidos a través de México. 

Si bien no hay cifras oficiales, porque las autoridades migratorias de Nicaragua centralizan los datos, los ocultan, maquillan o manipulan, los reportes de diferentes fuentes migratorias estiman que más de 328.443 nicaragüenses salieron del país en 2022. 

Ellos se suman a un éxodo de 604.485 nicaragüenses (según datos del investigador Manuel Orozco al medio Confidencial), desde 2018, cuando iniciaron las protestas sociales que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo aplastaron con saldo de 355 muertes, según informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH. A eso hay que sumarle más 2,000 heridos y 237 de presos políticos que el régimen mantiene en sus cárceles. 

También docentes 

Una caracterización de los migrantes refleja que una gran parte de los nicaragüenses salieron de aulas y colegios, siendo tanto docentes como estudiantes de diferentes niveles académicos. 

Aunque la migración de nicaragüenses no es registrada de forma oficial, un solo dato da cuenta del fenómeno social: Migración y Extranjería reportó en su sitio web que entre el 17 de septiembre y el 7 de octubre se emitieron 20.192 pasaportes, incluidos cerca de 2.000 para menores de edad. 

Proporcionado por Voces en Libertad