La crisis en Panamá se agudizó con cortes de rutas que impedían la llegada de alimentos a la capital, intentos de saqueo y sin un acuerdo entre el gobierno y manifestantes para detener las manifestaciones a cambio de medidas contra el alza de precios.

Después de más de dos semanas de protestas, las organizaciones populares que impulsan las manifestaciones mantenían una nueva reunión en Penonomé, a 150 kilómetros al suroeste, para afinar detalles de los temas que negociarán con el gobierno.

Hasta el momento, han acordado debatir ocho temas, en un proceso de diálogo al que tendría que sumarse el Poder Ejecutivo.

En tanto, los grupos de indígenas de Panamá, que mantenían un paro y cierre en la carretera Interamericana para reclamar la titulación de tierras y acceso al subsidio de gasolina, levantaron los bloqueos tras instalar una mesa de diálogo con el Gobierno.

La Coordinadora Nacional de los Pueblos Indígenas de Panamá (Coonapip) informó que se instaló una “Comisión Interinstitucional de Alto Nivel para la atención prioritaria de las diversas demandas de los pueblos originarios del país” junto con el Ministerio de Gobierno, el viceministro de Asuntos Indígenas, Ausencio Palacio, y las autoridades tradicionales.

La creación de la mesa era la principal exigencia de los pueblos originarios agrupados en la Coonapip para encontrar una solución a la titulación e invasión de tierras, acceso al subsidio de gasolina, la tala ilegal dentro de las áreas comarcales y el cumplimiento de un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor de dos comunidades afectadas por la construcción de una hidroeléctrica.


Con información de DW