Jorge Eduardo Arellano, escritor y ensayista nicaragüense concluyó mediante un escrito en la Asamblea extraordinaria de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua, que en el 2024 León y Sutiava, cumplirán 414 años de fundación, y no 500, como la ciudad de Granada.

El historiador respalda su afirmación en más de una decena de libros sobre León y Granada; más aún, expresa ser el único nicaragüense declarado hijo predilecto de ambas ciudades.

“Basta citar dos de esos libros: León Viejo: Pompeya de América (UNESCO, junio, 1993) y León de Nicaragua, Tradiciones y valores de la Atenas centroamericana” (CIRA, 2002), agregó Arellano.

Afirmó que el 17 de mayo, en la Alcaldía de Granada, la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y el Instituto Nicaragüense de Cultura organizaron un coloquio sobre la fundación de la ciudad más antigua del continente conservada en su asentamiento original.

Según fue corregida la fecha errónea que se manejaba y se reiteró, con no pocos documentos, la prioridad cronológica de Granada (el 8 de diciembre de 1524) sobre León Viejo (fundada diez días después: el 18, Día de Nuestra Señora de la Piedad, nombre que recibió la primera catedral de León), expresa en su escrito el académico.

El poeta sostiene que 1598 Granada era la “cabeza principal de Nicaragua”. Así la llamó Lope de Vega en un verso de La Dragontea, obra publicada en ese año. Mientras tanto, León Viejo tenía rato de ser más ruina que otra cosa.

Jorge Eduardo Arellano aseguró que en 1586 la casa que se caía no se reedificaba; los vecinos iban muriendo o se trasladaban a Granada, al igual que el obispo y el gobernador.

“Ambos no se hallaban en León Viejo el 19 de enero de 1610, cuando el alcalde Pedro Munguía de Mendiola, sin fundamento jurídico, decidió encabezar a los escasos vecinos para instalarse junto al pueblo indígena de Sutiaba”, afirmó el ensayista.

El académico aseguró que fue hasta el 9 de abril de 1619 que una cédula aprobó la mudanza de “la ciudad vieja” a la nueva. De hecho, pues, se trataba de dos poblaciones distintas, sostuvo.

Por eso solo el celo localista explica la pretensión de los actuales leoneses de conmemorar 500 años de ilusoria existencia, cuestionó el historiador.

El historiador dijo en su escrito que en 1974, cuando Granada celebró sus 450 años con todo esplendor, la Cámara de Comercio y los alcaldes de León felicitaron a la Gran Sultana por su significativa y única efeméride. Tal lo revelan los dos comunicados adjuntos.

“Desde 1539, con el recorrido completo del Río San Juan, Granada inició un auge que duraría hasta 1665 con el primero de los dos subsiguientes saqueos de los piratas, manteniendo una fluida comunicación comercial con los puertos del Caribe”.

“Tenía 250 habitantes más que León nuevo y una parroquia superior a la segunda catedral de León (la sexta y actual comenzó a construirse hasta 1747).

“Durante la Asamblea de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua el 21 de junio propuse un Debate histórico sobre León (a partir de 1610) y Granada. Podría tener lugar en el Salón Darío de la Asamblea Nacional, mis posibles contendientes tienen la palabra”, citó el escritor.

Jorge Eduardo Arellano, es un escritor, historiador, ensayista y poeta nicaragüense. Ha escrito casi un centenar de libros. Secretario de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.

Es considerado como uno de los intelectuales más influyentes de la segunda mitad del siglo XX en el panorama cultural de Nicaragua.