El viernes 25 de noviembre de 2022 fue reportada como desaparecida en la ciudad de León, la señora Aleyda Gómez Sandoval de 52 años, cónyuge del cambista Armando Rojas.

Según familiares, la pareja abordó un taxi en la esquina de los bancos hacia su vivienda ubicada en el barrio de Guadalupe, en la ciudad occidental.

En el taxi iba un supuesto pasajero que resultó ser un  delincuente que forcejeó con el cambista para despojarlo del dinero que llevaba. Rojas cayó a la calzada, mientras su esposa Aleyda Gómez Sandoval fue secuestrada.

La tragedia

Ayer lunes 28 de noviembre la policía informó el hallazgo del cuerpo de  Aleyda Gómez en estado  de descomposición y  engullido por aves de rapiña en una finca de la comunidad  “Talchocote”, en el municipio de León.

La policía también  reportó que el taxi de color rojo involucrado en el crimen de la comerciante fue encontrado abandonado en la comarca El Chagüe y dentro del vehículo hallaron  pertenencias de la occisa y manchas de sangre en la parte trasera del automotor.

Agentes policiales buscan al conductor del taxi y al delincuente que viajaba dentro del vehículo.

Comerciantes del mercado central de León tenían mucho aprecio a Aleyda y piden castigar a los culpables del asesinato de la comerciante.

Blancos de la delincuencia

El atraco al cambista y la comerciante en León no es el primer caso en el Occidente de Nicaragua, también el cambista José Trinidad Montoya, de 52 años de edad, fue asesinado cuando dos hombres que viajaban a bordo de una motocicleta le propinaron cuatro disparos.

Los delincuentes  interceptaron a Montoya y lo despojaron de un  canguro  donde portaba la cantidad aproximada de 150 mil córdobas y de un  celular.

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El crimen del cambista ocurrió el 14 de septiembre, a pocos metros del templo San Agustín en la ciudad de Chinandega.

Elvira Cuadra, investigadora social, dice que Nicaragua ha incrementado la peligrosidad criminal, por el uso de armas de fuego por parte de los delincuentes y porque son sujetos capaces de cometer crímenes atroces.

Cuadra sostiene que la población está desprotegida y a merced de la delincuencia y que eso debería de preocupar a los mandos de la policía de Nicaragua.