Manuel Orozco es un nicaragüense que se ha especializado en temas de migración, remesas y desarrollo económico, pero también domina temas políticos y diplomáticos. Por sus análisis y opiniones, Orozco es perseguido por el régimen de Daniel Ortega.

En esta entrevista nos habla sobre la situación de Nicaragua que fue discutida en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), además de la resolución aprobada por los cancilleres de las Américas que demanda la liberación de los presos políticos, la ola migratoria de nicaragüenses huyendo hacia los Estados Unidos y el papel de la comunidad internacional para presionar a Daniel Ortega y que facilite una salida democrática a la crisis política.

¿Cómo valora las ponencias de los países sobre Nicaragua en la Asamblea General de la OEA?

Hay mucho interés de parte de todos los países de América Latina y el Caribe, de abordar la situación de Nicaragua desde una perspectiva que dé una solución en el corto plazo. Varios países, si no es que la gran mayoría, creen que se debe resolver el conflicto por la vía pacífica y por el diálogo entre las partes y lo que están tratando de abordar los Estados es una forma que permita tocar la puerta y escuchar respuestas de parte del gobierno de Nicaragua.

Dentro de ese contexto se ha diseñado una propuesta de resolución que contiene no solamente la preocupación de la situación persistente en Nicaragua en términos de violaciones de derechos humanos, la persecución religiosa, la persecución social, el ataque contra los medios, la migración, pero también la creación de una comisión de alto nivel que trate de darle seguimiento a la situación de Nicaragua desde diferentes ángulos. Es una comisión con un ámbito de operación bastante amplio, que no está restringido a una visita, si no a lo que los Estados miembros consideren oportuno.

¿Qué diferencia tiene esta comisión de las otras que ya se han creado en la OEA para tratar el caso de Nicaragua?

La OEA primero había creado un grupo de trabajo en 2018 que sigue activo, compuesto por más de 10 países y en 2019 creó una misión de alto nivel, que era una selección de seis países, seis cancilleres de América Latina y el Caribe, para ir a Nicaragua, los cuáles no fueron permitidas su entrada al país por parte del gobierno.

Esto (la nueva comisión) es una comisión que tendría un ámbito o un rol mucho más amplio. Queda a discreción de los Estados miembros de asignarle facultades de trabajo en relación a lo que ocurre en Nicaragua. Eso permite mantener, el debate, la discusión y las acciones abiertas. En ese sentido hay una voluntad política de trabajar más allá de tener una misión de alto nivel viajando al país.

¿Cómo valora las reacciones de Ortega ante las demandas que ha hecho la OEA de libertad a los presos políticos y el retorno a la democracia?

La mayoría de países de América Latina y el Caribe, también Estados Unidos y Canadá, reconocen que las acciones que han ejecutado desde la OEA son incompletas, imperfectas e insuficientes. Los Estados quieren implementar otras medidas que puedan llevar al diálogo a Nicaragua y ellos entienden muy bien que la magnitud de represión e impunidad que existe en Nicaragua, requiere de una respuesta proporcional a esa magnitud. Requiere de mucho compromiso, mucho riesgo, obviamente de cooperación multilateral de muchos niveles. Hay que tener mayor claridad sobre la precisión del tipo de sanción que se puede dar, de manera que no tenga un efecto adverso contra la población nicaragüense, entonces en este momento están pensando en cómo mitigar cualquier tipo de presión internacional que vaya a afectar a los nicaragüenses, sin embargo, hay voluntad política y están identificando esas formas de presión que podrían tener efecto sobre la conducta del régimen y no sobre la situación de los nicaragüenses.

A propósito de la situación de los nicaragüenses, se ha visto una oleada masiva de nicaragüenses rumbo a los Estados Unidos, ¿cómo está siendo visto esto por parte de los demás países de la región?

Todos los países están al tanto de lo que está pasando. El pasado viernes hubo una conversación con más de 15 ministros de relaciones exteriores sobre la situación de Nicaragua. La resolución habla de una cantidad de cientos de miles de nicaragüenses que han salido. Nuestra proyección desde Diálogo Interamericano es que este año están saliendo 250,000 nicaragüenses, de los cuales 170,000 van a ir a Estados Unidos y unos 80,000 van a ir a Costa Rica, más unos 20,000 más van a salir posiblemente a otros países como Panamá y España. Estas son unas cifras conservadoras, son cifras de los gobiernos de Estados Unidos y Costa Rica. Ahí tenés 250,000 personas. Eso es básicamente el 5% de la población del país. 1 de cada 20 nicaragüenses ha salido este año. El año pasado salió una cantidad similar. Estamos hablando prácticamente de 400,000 nicaragüenses saliendo en dos años.

Todos los países están al tanto de la situación. Muchos lo saben porque tienen que lidiar con ese espectro. Por ejemplo, Costa Rica dice: “Nosotros tenemos que lidiar con dos Nicaraguas. La Nicaragua de la dictadura y la Nicaragua de los exiliados y los refugiados que han entrado al país y ya se han constituido en un tamaño bastante insostenible. Otros países como Panamá también lo tienen muy claro.

El canciller costarricense dijo que su país no podía sostener la oleada de nicaragüenses, pero ¿qué puede hacer la OEA frente a esto?

Hay dos aspectos que abordar. El primero es las causas de la migración. Hay que mitigar esas causas, retornando a la democracia en el país y empezando por la liberación de los presos políticos. Y segundo, incorporando ordenadamente y socialmente a los migrantes que se encuentran en otros países. Para eso se requiere de mucha cooperación internacional y en ese caso, países como Costa Rica, han estado negociando dentro del contexto de la declaración de Los Ángeles sobre migración que se sacó en junio en la Cumbre de las Américas y que tiene diferentes componentes sobre los procesos de integración de migrantes y atención humanitaria para ellos. Costa Rica ha estado pidiendo apoyo para ellos, de la misma manera en que se dio apoyo a Colombia en el caso de los venezolanos.

Hay una disposición de apoyar a Costa Rica. Países como Estados Unidos tienen que acelerar el proceso de regularización de estatus de asilados de los miles de nicaragüenses que están llegando porque, llegan básicamente con una citatoria a una Corte en un año, pero no pueden trabajar mientras tanto. Todas esas situaciones se tienen que resolver de forma urgente y los países están conscientes de que se necesita hacer ese trabajo.

¿Cómo puede hacerle frente la comunidad internacional a Daniel Ortega si este más bien ha empezado a auto asilarse?

La estrategia de Ortega es prácticamente talibanizar a Nicaragua y uno de los componentes de esa talibanización está en el aislamiento porque eso le permite reducir su margen de maniobra, de negociación y de transacción con cualquier país externo. Ese es el dilema en el que se encuentran los países de la comunidad internacional. ¿Cómo pueden ejercer presión a un Estado que básicamente se ha autoaislado y no quiere responder a ningún tipo de incentivo o presión de la comunidad internacional para modificar su conducta? Ese es el reto fundamental y la solución que se está buscando tener priva en aquellos puntos de vulnerabilidad que existen en el régimen que puede presionar lo suficiente para que el Estado vuelva a una situación o a una posición de aceptar el diálogo en Nicaragua.

Captura de pantalla 147
Manuel Orozco tiene orden de captura en Nicaragua por sus opiniones y análisis sobre la dictadura de Daniel Ortega. ARCHIVO

¿Quién es Manuel Orozco?

Manuel Orozco tiene orden de captura en Nicaragua por supuestamente incitar al “menoscabo de la integridad nacional”. En la década de los ochenta migró hacia Costa Rica en donde estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Costa Rica (UCR).

En 1988 partió hacia Estados Unidos en donde estudió dos maestrías. Una en Estudios Latinoamericanos y otra en Administración Pública. Luego, un doctorado en Ciencias Políticas. En 1995 publicó su primer libro sobre remesas.

Dice que, en 1998 era el único nicaragüense titulado como doctor en esa profesión. Tiene 22 años de trabajar para el organismo Diálogo Interamericano. Actualmente es director del programa sobre Migración, Remesas y Desarrollo de esa organización

Ha trabajado con más de 130 países en todo el mundo con organizaciones y gobiernos, incluso trabajó con el gobierno de Nicaragua en el periodo de Enrique Bolaños y en el primer mandato de Daniel Ortega, entre 2007 y 2012.