Cada mes, Antón Martínez reserva 200 dólares de su salario como lavaplatos en Estados Unidos para enviárselos a su madre en Nicaragua.

Martínez, de 38 años, desearía que fuera más, pero todavía está tratando de encontrar un lugar en su nuevo país y pagar la deuda de sus trámites de migración. 

Su contribución mensual a la familia fue parte de un aumento del 50% en las remesas a Nicaragua en 2022, un salto masivo que los analistas atribuyen a los miles de nicaragüenses que emigraron a Estados Unidos en los últimos dos años.

Esa migración ha ocurrido a medida que el gobierno de Daniel Ortega ha intensificado la represión de las voces de la oposición desde principios de 2021. Además, la alta inflación mundial golpea el poder adquisitivo de las familias y las oportunidades de empleo siguen siendo limitadas en el país.

Esta oleada de migrantes nicaragüenses a Estados Unidos fue en parte la razón por la que el gobierno de Joe Biden anunció en enero que comenzaría a rechazarlos en la frontera, si no se registraban primero en línea para hacer peticiones de asilo. Desde entonces, su número ha descendido vertiginosamente.

Pero Martínez, que llegó a finales de 2021, y otros que ya están allí mantienen a flote la economía de Nicaragua con los más de 3.200 millones de dólares que enviaron a su país el año pasado.

Este enorme incremento “sólo puede explicarse por el aumento desproporcionado de los emigrantes”, dijo a The Associated Press el economista nicaragüense Enrique Sáenz.

Lee también:

https://www.radiodario893.com/tasa-de-deslizamiento-del-cordoba-ante-el-dolar-afectara-a-jubilados-personas-que-reciben-remesas-y-empresarios/

La emigración “se ha convertido en la principal política macroeconómica (de Ortega) y en su principal política social”, añadió.

El gobierno cada vez más autoritario de Ortega ha recibido sanciones del gobierno de Estados Unidos y de Europa, pero las medidas se han dirigido a su círculo íntimo y a los miembros de su administración para evitar añadir más dificultades económicas al nicaragüense promedio.

Aun así, en el año fiscal que terminó el pasado septiembre, las autoridades estadounidenses registraron más de 163.000 encuentros con nicaragüenses, más del triple que en 2021. Los encuentros alcanzaron su punto álgido en diciembre con más de 35.000 y luego se desplomaron a 3.377 en enero.

Las razones van desde la falta de oportunidades económicas hasta la persecución directa de opositores políticos y voces disidentes. Ortega aplastó violentamente las protestas sociales desde abril de 2018 y aumentó la represión en 2021, antes de las elecciones en las que se reeligió para un cuarto mandato, sin ningún adversario real.

Historia de Gabriela Selser para AP