Cruzando la Selva del Darién entran a Panamá, luego se dirigen a Costa Rica, quedando algunos días en este país para realizar trabajos informales, recaudar dinero y  seguir  la travesía. Las terminales de buses en San José, Costa Rica se encuentran desbordadas por hombres, mujeres, niños y niñas  de diferentes nacionalidades: haitianos, cubanos, venezolanos, colombianos, chilenos y ecuatorianos. 

Al llegar a la terminal 7-10 de San José, los ciudadanos toman un bus que los lleva rumbo a Los Chiles, frontera norte con Nicaragua. Ahí  buscan coyotes para llegar a los diferentes puntos de frontera, ya sea las Tablillas o la Trocha para cruzar a Nicaragua. 

La travesía no es fácil, las condiciones climáticas de la zona de Río San Juan hacen que los caminos de salida sean terrenos húmedos y con lodo hasta la altura de la rodilla. A orillas del río toman una lancha que los cruza hacia San Carlos, cabecera departamental.

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“Esto es duro, vengo con mi familia y nos ha tocado pasar situaciones difíciles, lluvia, hambre y el temor de que nos perdamos cuando vamos solos. La decisión de migrar la tomamos por lo que se está viviendo en Venezuela, ahí no hay oportunidades de trabajo, ni esperanzas de que las cosas cambien. Confiamos que nuestro paso por Nicaragua sea rápido y sin problemas”, expresó Zacarías, un hombre de unos 40 años que junto a su esposa y tres hijos entraron por Los Chiles y se enrumbaron hacia el norte del país. 

Durante este trayecto hay grupos de transportistas y vendedores ambulantes que, aprovechando la situación, les cobran precios altos en dólares por sus servicios. Por ejemplo el agua, que normalmente vale 20 córdobas, la cobran a 1 dólar (equivalente a 36 córdobas).  El transporte que cuesta 150 córdobas lo cobran hasta 10 dólares (360 córdobas).

Cobro oficial

Llegando a San Carlos, las autoridades de Migración y Extranjería realizan cacería en diferentes puntos con retenes policiales para  cobrar 150 dólares. El argumento es que es la única forma de cruzar “legalmente” el territorio nicaragüense, sin embargo, no les entregan ningún comprobante de ese pago. 

Ante esta situación, muchos de los migrantes recurren a los pasos ilegales o clandestinos lo que los expone a estafas y accidentes. Prueba de ello fue la tragedia ocurrida en El Empalme de Cruz Verde en el municipio de San Carlos que dejó como saldo cinco personas (migrantes) lesionadas, tres de nacionalidad venezolana, entre ellos, un menor de edad y dos de origen haitiano.

Hay que destacar que estas redes de transportistas llevan por diferentes puntos clandestinos a los migrantes para que tomen autobuses a la capital de Nicaragua, Managua. Las rutas de Río San Juan a Managua todos los días salen al máximo de su capacidad, a vista y paciencia del Ministerio de Transporte (MTI).