En esta ocasión conversamos con Yaser Morazán, un activista nicaragüense exiliado en Costa Rica. Con sus proyectos sociales ha encontrado la manera de “echarle la mano” a sus compatriotas. En las redes sociales y sus seguidores se ha abierto camino para el éxito de sus proyectos y con seguridad afirma; es responsabilidad de los nicaragüenses crear un plan de sobrevivencia. En alguna ocasión quiso trabajar con organizaciones opositoras pero sostiene sus dinámicas e intereses corresponden al sector social que representan, no a Nicaragua. Morazán no se considera fuera del entorno político pero cree que en Nicaragua no tenemos políticos, sino aves de rapiña sedientas de sangre. Por último confiesa teme regresar, pero sus ganas de aportar al desarrollo educativo del país son mayores.

Lee la entrevista dominical de Radio Darío con Yaser Morazán.

¿Qué futuro avizoras para el país?

Ya estamos en el futuro. Ahora retrocederemos al pasado de la década sandinista de los 80s. Dado que no tuvimos la capacidad de unirnos en un proyecto de nación, el régimen nos irá matando a pellizcos uno a uno. Terminaremos asediados, arrestados, torturados, mutilados, exiliados, confiscados, expropiados, saqueados y asesinados.

Me gustaría agregar que ante la falta de un plan de resistencia civil nacional e internacional, la inutilidad de la comunidad internacional, la complicidad del sector privado, la inoperancia de las organizaciones opositoras, y la actitud parasita de los partidos políticos, es responsabilidad de los nicaragüenses crear un plan de sobrevivencia individual y familiar, pero no podemos seguir depositando nuestras expectativas, esperanzas e ilusiones de vida en la mediocridad.

¿Cómo abriste paso a tus proyectos en el exilio?

Hay que soltar lo viejo que ya no tenemos, para sostenernos de lo nuevo que está por venir. Nos necesitamos enfocados en resultados y soluciones, no en problemas, lamentos o revictimizarnos de la vida, sea cual sea la circunstancia que nos toque vivir. Aunque suene a cliché de libro de desarrollo personal, confiando en uno mismo. Siendo nuestro mejor aliado. Y a partir de ahí, iniciar un proceso de auto diagnóstico y evaluación sobre la situación financiera, familiar, social, laboral, etc. Tomando en cuenta los recursos internos (Fortalezas y debilidades) e identificando oportunidades, como el tejido de apoyo que todos tenemos.

Tus proyectos ¿están pensados en nicaragüenses en el exilio con situación vulnerable?

Así es. Todos los proyectos sociales que he emprendido en el exilio tienen como denominador común trabajar con otros nicaragüenses que están en mi misma circunstancia de migración, particularmente por razones de persecución política. De ahí que he emprendido diferentes procesos como, taller de autoempleo, grupo de autoayuda psico-social, y actualmente, la promoción del hábito y amor por la lectura y la educación de niños/as nicaragüenses a través de donación de libros, cuentacuentos, instalación de jardines de lectura. Hemos invertido más de 12 mil dólares, beneficiando a más de 1,360 personas.

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Las redes sociales ¿cuán importante son en el éxito de tus metas?

Han sido mi principal aliado. Nunca pensé que más del noventa por ciento de los ingresos para los diferentes proyectos sociales procederían de mis seguidores en redes sociales. Personas que se identifican con mi mensaje y propuestas. Las redes sociales son un arma de doble filo, a veces nos aman y otras nos odian, pero todos tenemos un segmento de “seguidores” que pueden convertirse en nuestro aliado.

Quisiste trabajar con la Alianza Cívica y la UNAB ¿por qué no funcionó?

Porque no compartimos los mismos valores de vida. La visión del mundo, sus problemas y soluciones, se derivan del lugar que ocupamos en la realidad. Ellos son empresarios, políticos partidarios, funcionarios de oenegé. Sus dinámicas e intereses corresponden al sector social que representan, no a Nicaragua. En cambio, un activista independiente como yo, no estamos sumisos ante el poder político y económico, sino ante nuestros principios y valores.

Los jóvenes en la oposición ¿Qué pensas de ellos?

Lamentablemente son un reflejo de sus pares adultos. Aquí tenemos un ejemplo tangible de que el problema en Nicaragua no es sólo Ortega-Murillo, sino el sistema sociocultural que lo sostiene. Pero es más fácil apuntar a los síntomas y no a la enfermedad en sí. Y es que pensar duele, así que es mejor estar anestesiado.

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La cadena perpetua y la regulación de “agentes extranjeros” son las leyes que anunció el régimen de Daniel Ortega, mientras la oposición piensa en “reformas electorales” ¿qué pensas?

Es un ejemplo tangible de que el régimen de Nicaragua y los grupos de oposición formal, están hablando en un lenguaje distinto al del pueblo que clama justicia. La oposición formal no pretende cambiar el sistema, sino jugar con las reglas del sistema. Ir a elecciones a cambio de no perder la personalidad jurídica de sus organizaciones partidarias fracasadas y recolectar migajas de poder que les garantice acceder a fondos para pagar el alquiler de sus oficinas, el salario de la conserje.

¿Es sano alejarse de la política?

Es sano alejarse de la mediocridad. En cambio, la política es una disciplina hermosa de las ciencias humanas que busca la negociación de los recursos escasos entre los diferentes actores un grupo. La política no es mala, ni buena, son sus políticos quienes la contaminan con sus manos sucias. En Nicaragua no tenemos políticos, sino aves de rapiña sedientas de sangre.

¿Piensas regresar a Nicaragua? ¿tienes miedo?

Si hay un país en el mundo que necesita profesionales de las ciencias humanas, ese es Nicaragua. Somos el país hispanohablante más pobre del mundo, y todo lo que eso significa. Así que Nicaragua es un mar de oportunidades para cualquier trabajador social. Claro tengo miedo, pero tengo más ganas de aportar al desarrollo educativo del país, que miedo