52 niñas asesinadas en los últimos cinco años, nueve de ellas el año pasado y cuatro en lo que va de este, deben motivar una reacción más allá de la condena y el anuncio de manuales y cartillas, aseguran.

Que tres adolescentes hayan matado a cuatro niñas en lo que va del año, es grave, aseguran organizaciones que trabajan para reducir la violencia contra mujeres, niños y niñas. “Es un reflejo de que algo terrible pasa”, aseguran.

 “La niñez y la adolescencia es un sector abandonado a su suerte desde el 2008 en Nicaragua”, asegura Alberto López, un investigador de un grupo de oenegés que trabajan el tema de los Derechos Humanos de niños y adolescentes en varios municipios del país.

López dice que los últimos crímenes ocurridos contra niñas, uno a finales de agosto en Río San Juan y el otro, el más reciente, a comienzos de septiembre en Managua, se encuentran en estudios en las organizaciones para las que trabaja. “La primer grave observación es que en ambos casos se identificaron a adolescentes como responsables de agresiones atroces. Eso te dice que algo está pasando y no es bueno”, aseguró el especialista.

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“Un mal social grave”

En la Red de Mujeres Contra la Violencia, RMCV, también hay inquietud. “Hay una violencia de género que crece de forma preocupante”, dice una activista que pide hablar bajo anonimato debido a la persecución feroz que el régimen de Daniel Ortega y Rosario  Murillo, han desatado en contra de las organizaciones de la sociedad civil. “Es una realidad difícil”, agrega.

“Por un lado es violencia contra las niñas, pero además, es ejercida por menores infractores que manifiestan patrones violentos que se convierten en delitos. Aquí vemos síntomas de un mal social, muy grave”, agrega la activista.

Para la especialista, el problema de raíz puede hallarse en los modelos de crianza de estos adolescentes. “Hay que revisarlos, hay que ver como se educan a los varones, lo que hemos visto es que se hace manera diferenciada a como se educan a las niñas. El varón por ejemplo, es criado de manera permisiva para la sexualidad, para la práctica libre a muy temprana edad de malos hábitos y malas costumbres, al consumo de programas de televisión que promueven antivalores, es decir, revisar como estamos construyendo a nuestros adolescentes, eso determina su conducta”, explica.

“Hay –advierte– una crisis social, moral de valores donde los niños, las niñas y los adolescentes se están llevando la peor parte. “Como sociedad estamos obligados a reaccionar, más allá de condenar y lamentarnos. Debemos investigar, buscar soluciones y admitir que hay un problema”. 

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Niños y adolescentes desprotegidos

La semana que finalizó, el país entero se estremeció con la noticia de que en Managua, dos hermanitas fueron abusadas y después asesinadas, por tres personas, entre ellos, un adolescente de 16 años.

Hacía menos de 15 días, otro adolescente fue señalado de asesinar a otra niña de ocho años en la Comunidad El Diamante, del municipio de El Castillo en Río San Juan, y el 10 de marzo pasado, una adolescente de 17 años, recibió 30 estocadas de parte de su novio también adolescente en la carretera Estelí-La Concordia.

“Lo que vemos”, dice López, “es que la violencia está prosperando, crece, porque efectivamente hay una violencia instalada en el país y que se ejerce desde el Estado. No vemos un gobierno promoviendo políticas públicas de prevención, al contrario, es él mismo, el que promueve expresiones violentas contra sus ciudadanos”, asegura.

López asegura que desde el 2008, el Estado comenzó a desmantelar el sistema de protección y prevención de la violencia contra mujeres y niños en el país. “Primero fue el cierre de las comisarías de la mujer, luego vimos el debilitamiento del sistema educativo, y desde hace cuatro años, el uso del aparato de justicia para prácticas represivas”, señaló.

“Hay una Policía que no ejecuta tareas preventivas para combatir la violencia y el delito, sino más bien acciones políticas, ideológicas, una Fiscalía que inventa acusaciones y jueces que actúan según le instruyen, y no obedeciendo leyes. Es una desconfiguración total de la sociedad”, acusa el investigador.

Para los especialistas los hechos en que hay niños que están matando a otros niños no se puede combatir con discursos “condenatorios y antojadizos” a como lo hace la vocería del régimen, ni con manuales. “Es un problema que debe atacarse de forma integral con políticas claras y efectivas que lleguen a los tejidos comunitarios que es donde la mayor parte de casos ocurren”, recomendaron.